días pasados, comentó de pasada este gallo...
días pasados, comentó de pasada este gallo con el sr. GG y en tránsito casual oficinesco la validez que puedan tener las traducciones de ciertos poetas de más de dosmil, oh, dosmil años atrás, y ahí al pasar dijimos que más valía ejercer la duda sobre todo el asunto, ya pues que ni mi latín terciario ni su griego escolar valían en nada para andar comparando a esas alturas decisiones verbales de unos señores tan pero tan diligentes.
en suma, aconteció en ese intercambio un palabrerío bastante inútil que no suma ni un punto a ningún score de vida interior ni de la sociabilidad, pero aún así le sirvió al gallo que esto escribe para buscar y encontrar un rato más tarde este librito (libellus, nugae, dice su autor mismo), de cubierta dura que imita cosa calcárea, de traducción comprada a gredos (asunto éste también comentado con GG) que aceptamos como quien no quiere la cosa como que así se habrá dicho (a pesar de la picazón vosotrosera del español peninsular):
“Acudid, endecasílabos, todos cuantos hay de cualquier parte, todos cuantos hay. Esa puta desvergonzada me cree su juguete y se niega a devolverme mis apuntes, para ver si podéis aguantarlo. Persigámosla y exijámoselos. Preguntáis quién es. Aquella que veis andar de forma desvergonzada y reír como un mimo molesto con boca de cachorro galo. Rodeadla y exigidle:
¡Puta asquerosa, devuelve las tarjetas; devuelve, asquerosa puta, las tarjetas!”
(Catullus, 'Poemas', 42 11-12)
en suma, aconteció en ese intercambio un palabrerío bastante inútil que no suma ni un punto a ningún score de vida interior ni de la sociabilidad, pero aún así le sirvió al gallo que esto escribe para buscar y encontrar un rato más tarde este librito (libellus, nugae, dice su autor mismo), de cubierta dura que imita cosa calcárea, de traducción comprada a gredos (asunto éste también comentado con GG) que aceptamos como quien no quiere la cosa como que así se habrá dicho (a pesar de la picazón vosotrosera del español peninsular):
“Acudid, endecasílabos, todos cuantos hay de cualquier parte, todos cuantos hay. Esa puta desvergonzada me cree su juguete y se niega a devolverme mis apuntes, para ver si podéis aguantarlo. Persigámosla y exijámoselos. Preguntáis quién es. Aquella que veis andar de forma desvergonzada y reír como un mimo molesto con boca de cachorro galo. Rodeadla y exigidle:
¡Puta asquerosa, devuelve las tarjetas; devuelve, asquerosa puta, las tarjetas!”
(Catullus, 'Poemas', 42 11-12)