14.4.06

hasta pronto para los emilios

Hace un tiempo quise dejar de fumar, pero hoy otra vez fumo.
Después de transitar tales y cuales marcas, regresé a Millis Phorris por dos razones: la una es abaratar costos y la otra, más nueva, es que el Tom busca ganarse una Gibson Les Paul, premio que la marca en cuestión dice entregar y para el que necesita la pieza nº 1 del rompecabezas promocional. En términos probabilísticos no hay modo de tenerla (pues seguramente es la ‘pieza imposible’), pero ahí vamos todos desmembrando atados a ver si adentro aparece un pasaje a ese extraordinario mandolín dorado.
Otro pasaje dice que, aunque el Tom fuma esa misma marca años ha, en muy breve estará armando sus propios cigarrillos genéricos: sucede que el Tom viaja, tal vez por mucho tiempo, a un continente donde el tabaco corporativo cuesta un ojo de la cara del cuerpo de cualquier sudamericano.
El Tom se nos va con la Mili, que también es fumadora de Millis Phorris (y es quien me refirió por primera vez la baja en el precio de la marca). Vale decir que la Mili tiene un corazón cuyano de dimensión planetaria.
La Mili y el Tom se llaman, de primer y segundo nombre respectivamente, Emilia y Emilio. Los Emilios (llámeselos así, con el universal masculino) son gente suave, joven y musical, muy consonante, de una encantadora melancolía o romanticismo perezoso.
Entonces ahí se nos van los Emilios, como tórtolos amados a fumar armados. Se llevan en las alforjas armonía y complicidades, trajines de risa y mandatos obedecibles y desobedecibles, voracidades que son de él y de ella, con ganas de no cargar demasiado en la alforja y de desvivirse un continente vivirse un contenido.
Es así: los Emilios se nos están yendo una de estas madrugadas, de Ezeiza a quién sabe dónde. Los tórtolos, yéndosenos a quién sabe qué y qué importa que Ítaca suya*.
Todo es hondo, Emilios: tanto los queremos tanto ir como los queremos volver.

Y, en la espera, mi quimera quiere conseguir una Les Paul dorada adentro de un atado, para que la música tras la puerta nunca falte.
O bien podría yo dejar de fumar.


* lamento si fastidia, pero tengo que copiar estos versos transitadísimos de KK:

Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo (...)

Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:

Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ella, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

a mí me gustaría irme a cualquier parte sólo porque me dedicaran tantas palabras y tan lindas.

jueves, 20 abril, 2006  
Anonymous Anónimo said...

a mí me gustaría irme a cualquier parte sólo porque me dedicaran tantas palabras y tan lindas.

jueves, 20 abril, 2006  
Blogger paula p said...

!

quien es KK?

jueves, 20 abril, 2006  
Blogger principio de incertidumbre said...

Yo sé. Konstantino Kavafis. Un amigo tenía ese poema de estandarte...


Además los cigarrillos son mutagénicos.

jueves, 20 abril, 2006  
Anonymous Anónimo said...

(quería decir y no sé si dije)
hermanada en el orgullo y la pena. será tan tirana la sangre? qué milagro esta dinastía tórtola. los chiquitos y valientes. y que se van luminosos como en el vals.

jueves, 20 abril, 2006  
Anonymous Anónimo said...

"años ha"..con h con h
no sabía que así se escribía una expresión que uso tantísimo..
Lo sé..que comentario más irreverente, inútil, tonto y poco adecuado, pero me tenté y además ya le dije..apuesto a los emilios cibernéticos más privé y digo no a las comidillas de trapo. ¿?

¿puedo ser un emilio?


LOve- querido
Vera S.

jueves, 20 abril, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Y un día llegó toda, pero toda la gracia. ¡¿Y qué importa lo de la Itaca?!

jueves, 27 abril, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Conozco como dejé yo de fumar en plena adolescencia, y jamás he vuelto a fumar luego en décadas. Se fundamenta en que uno fue bebé y como adulto a través del cigarrillo vuelve a despertar el reflejo de mamar que fue reprimido a traves del destete cuando fuimos bebes.
Claro que uno aspira ahora aire en vez de la leche. Hay que tener en la mano un cigarrillo, y no prenderlo, sino aspirar el aire a través, es decir, succionar cada tanto aunque parezca algo loco y tonto, asi satisfaces el reflejo que es inconsciente de chupar.
El día primero hay que ayudarse con la resolución de no prender, si caes no te deprimas y al dia siguiente intenta de nuevo, y con esa decision , al segundo día ya uno se siente liberado o casi y muy feliz pues ademas hay un ahorro de dinero tirado al humo, y hay alegria por la propia salud, se acaba el gusto en la boca, los dedos con olor y coloreados por la nicotina, los labios idem y los dientes, y al tercero uno dejó de fumar pues ya es un hecho, la nicotina se sabe que casi no crea hábito casi todo es mental, pura autosugestion, por lo que la autosugestion contraria ayudada por la realidad ayuda mucho, y ya uno no fuma para no estropear el esfuerzo anterior. jovialiste.blogspot.com

martes, 02 mayo, 2006  

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